Medios de Comunicación
De los 6 a los 18 meses el niño pasa por lo que Lacan (1949)① llamó, el estadio del espejo. El niño reconoce por primera vez la imagen de su madre en el espejo, y la percibe diferente a la propia madre, para después observar la suya propia (imagen) independiente a él, pero relacionada. En ese momento comprende la diferencia entre Yo y Mi, entre lo que es y lo que transmite a los demás.
Tras el descubrimiento de la imagen de su madre simbolizando la imago materna, llega la busqueda y reconocimiento de otros elementos importantes para su desarrollo emocional: el padre, los hermanos, otros cuidadores, etc. El niño ya puede vincularse con estas imagenes y la carga afectiva que conllevan, siempre y cuando estas se mantengan el tiempo necesario para crear dicha conexión, ya que el desarrollo y el aprendizaje del niño, inevitablemente pasan por las interacciones sociales y los procesos de imitación, según la teoría del aprendizaje infantil de Vigotsky. Sin mucha dificultad, podemos observar cómo los niños usan la televisión como espejo desde un punto de vista lacaniano. Es fácil para un niño, identificarse con sus personajes favoritos de ficción, normalmente creados a este fin. Pero se convierte en una “necesidad” cuando, ante la ausencia de otra clase de estímulos, son los personajes de ficción los transmisores de valores, de estructuras de comunicación y de emociones.
En un entorno ausente de estimulación emocional, el niño se ve obligado rebuscar y lo que suele encontrar son los entornos virtuales, primeramente la televisión y después otros, como los videojuegos o Internet.
Hoy en día el psicólogo ya no pregunta a sus pacientes (niños), que tal con papa, mama o el hermanito, sino programas de televisión le gustan, a que videojuegos le dedicas mas tiempo o que hace cuando esta en Internet. Ya que es este el mejor indicador posible: la relación que mantiene con estos transmisores de valores definirá como desarrolla sus patrones comportamentales con el resto del mundo: compañeros de clase, familia, escuela, etc.
La problemática con la que nos encontramos es que los Medios de Comunicación son percibidos (tan solo) como una fuente de ocio por parte de los padres, para sus hijos, sin embargo, son mucho mas que eso conformando la realidad virtual que visualizan como un compendio de vivencias (percibidas como reales y propias) y que transforman en patrones de comportamiento que les hacen superar el sentimiento de anomia que les invade y que no es satisfecho por ninguna de las entidades que tradicionalmente se encargaban de ello.
No hay que olvidar que los menores tienen poca capacidad de discernimiento entre lo real y lo simulado, entre lo que esta bien o mal y el mayor motor es el modelado o copia de conductas. El ente le ofrece situaciones nuevas, para modular sus conductas, ofreciendo incluso el posible resultado de dichas conductas. Al igual que el maestro enseña a su aprendiz nuevas tecnicas en un entorno seguro sin consecuencias.
El vinculo es tan poderoso que podemos observar como los niños entran en un estado hipnótico mientras juegan a un videojuego o ven la televisión. Un estado en el cual uno solo de los sentidos ocupa el campo de atención, limitando la atención a otros estímulos e impidiendo la discriminación racional. También se observa como necesitan un incremento constante de sensaciones virtuales. La limitación a estos estimulos provoca una reacción semejante a la que tienen los adictos con un sindrome de abstienencia.
No es de extrañar esta situación si lo que están ofreciendo estos entornos virtuales a nuestro menores, es la oportunidad de aprender, de superar esas carencias, muchas veces afectivas que nadie puede cubrir. Los Medios de Comunicación ofrecen vivir en un paraíso virtual, un mundo enlatado, en cierto modo seguro, estructurado por franjas horarias. Al mismo tiempo son engañados al no liberarles de las inseguridades del mundo real, provocando una sensación superficial de madurez superior a su edad que tapa una identidad y unos sentimientos mucho mas infantiles y débiles. Sin duda estamos ante una generación de jóvenes dependientes, con ansiedad ante un vacío existencial que ya surge como vemos desde la infancia.
Los Contenidos y los Trastornos
La empatía
El primer contacto con el Ente
El entramado psicológico de los Teletubbies
El color como transmisor de sentimientos
El paisaje como tranquilizador
La hipótesis de la Sabana
La estructura interna: CuCu Tastas
La pantalla devoradora y la Publicidad
Mitos Sobre el Sexo y la Violencia
El salto a la Gran Pantalla
Proyecto Sims
Análisis crítico
La televisión y la infancia: Conclusiones
Terminos útiles:
II. La vinculación primaria del niño: La Ciberniñera.
III. La victoria por saturación de los jóvenes.
IV. Epilogo